No se quedaba quieto. Una
actividad detrás de otra, como si no pudiera parar. La admiración
inicial para los que lo conocían con el tiempo se volvía
preocupación. Es que había una sensación de huida, de ocuparse de
una cosa para no ocuparse de otra y no quedarse solo y parado. El
problema es que por muy rápidos que seamos y ocupados, los temores
nos van a alcanzar y las dificultades no van a quedar atrás o
desaparecer por obra de magia. Uno tiene que parar mirarles los ojos,
saber cuando son y donde están ubicados. El conocimiento de la
realidad permite marcar las prioridades y buscar las mejores
estrategias. En nuestra vida el conocimiento siempre es más grande y
fuerte que el monstruo de la ignorancia que nos persigue. Trata en
conocer lo que te pasa y lo que tienes que enfrentar, no huyas en el
activismo en el trabajo.
Feliz viernes de conocer los
monstruos.

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