Acostumbraba
tener reacciones fuertes y no buscaba palabras para expresar su
descontento o su desacuerdo. Nadie le podía negar su honestidad y
transparencia. El tema era que la forma de expresar lo que sentía no
siempre era la más adecuada. Los que escuchaban sus comentarios
percibían un cierto enojo y a veces se sentían atacados y heridos.
Él no lo hacía de mala fe, solía justificarse con su carácter
impulsivo. Puede ser que era así pero ayuda mucho hacer un cierto
ejercicio de empatía preguntándose si le gustaría que le hablen
así como el les está hablando. Es que ya según las leyes de Newton
la acción provoca reacción. Todo respondiendo a las proporciones.
Lo negativo tiene su respuesta negativa y lo positivo su respuesta
positiva. Aunque siempre nos podemos llevar una sorpresa en el
camino. Es que no respondemos por reacciones de otros, pero si somos
responsables de las formas que usamos para comunicar nuestros
sentimientos. Sé cuidadoso/a con las formas y palabras.
Feliz
miércoles de cuidar las formas.

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