Durante un simple paseo, Cristina encontró un árbol
cubierto de flores. Estas flores llenaban todos sus ojos y entraban
hasta el alma. Todo eso hecho exclusivamente para ella. Así sintió
este regalo encontrado en su camino. Tuvo la tentación de saber
cuantas flores hay en él, pero desistió de contarlas. Ahí había
más respuestas, que preguntas que ella era capaz de hacer. Muchas
veces sentimos que la vida no nos da lo que pedimos, no da las
respuestas a tantos interrogantes que le hacemos. Mientras que sobran
buenas respuestas lo que pasa, es que se ponen malas preguntas.
Feliz lunes de arte de buenas preguntas.

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