María Concepción tenía una vida tan llena de
actividades y deberes con los demás, que parecía desde fuera, que
no cabía ahí ni un alfiler. Sin embargo ella cada día al
levantarse se sentaba y con la mente y mirada fresca dejaba el
espacio para la sorpresa. Siempre entre cosas y actividades hay
suficiente espacio para sorpresas pequeñas y grandes. Están ahí
acurrucadas, cerca de tus ojos y tu corazón, esperando pacientemente
para ver si les dejas entrar en tu vida. Las pequeñas sorpresas son
semillas e ingredientes de las grandes felicidades. Dejalas entrar en
tu vida llena de rutinas.
Feliz Lunes de Sorpresas.

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