Delante de los ojos de Asunción
había un horizonte. Hace tiempo que no se detenía para
contemplarlo. Se dejaba llevar por la inercia de la vida. Siempre
había algo que hacer, algún lugar a donde ir. Entre los deberes y
quehaceres casi no quedaba espacio para sentir. La belleza necesita
su tiempo para saborearla. Lo atractivo funciona como imán, atrae,
atrapa. Mientras que la belleza está ahí parada como un árbol. A
veces por las prisas no lo ves, hasta chocar con él. Abre un espacio
en tu vida para la Belleza que te rodea. Mirarla, no es perder el
tiempo, sino calmar el alma.
Feliz Martes de Belleza.

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