Desde hace un tiempo a esta parte, Ambrosia se sentía
insatisfecha. Aunque ha alcanzado ciertas metas que se había
propuesto, su vida parecía bastante desabrida. De repente se paraba
y se preguntaba a si misma ¿eso ya es todo? ¿para eso tanto
esfuerzo? En estas preguntas había una buena dosis de frustración y
desencanto. Como si de repente se hubiera encontrado al borde de un
gran precipicio, de un vacío insondable. ¿Tantos sacrificios,
tantos esfuerzos para sentirse así? Algo andaba mal. Tenía que
revisar muchas cosas. Preguntarse ¿cuales eran sus expectativas?
Volviendo la vista atrás, aparecía una extraña sensación. Todos
los esfuerzos, todo el tiempo ha dedicado para ser alguien,
olvidándose totalmente de acompañar estos esfuerzos de sentirse
ella misma en todo esto, de no perder su identidad. No supo unir a la
que soñaba ser, la que era de verdad. No existen dos Ambrosias,
sino una sola, que tiene que saber lidiar con lo gris y lo cotidiano
de la vida. A lo largo de tu vida, de tu formación académica,
profesional, de tu vida sentimental y familiar, no dejes de
preguntarte lo que sientes. No olvides crecer personalmente, madurar,
y revisa tus expectativas. Vive lo que es tu vida y no lo que te
imaginas que es o lo que debería ser.
Feliz martes de revisar expectativas.

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