Sus amigas le decían que era campeona, ha llevado el arte de
complicar las cosas a la perfección. Cuando todo parecía sencillo y
fácil, ella veía peligros y dificultades de diferentes tamaños,
rapidísimo dando la espalda a toda la situación, porque no hallaba
ninguna solución. Y no es, que no existiera, o era inaccesible,
simplemente no se esforzaba, dejando a otros toda la tarea, mientras
que ella, con cara de molestia, a diestra y siniestra hablaba de lo
difícil que es su vida. Era maestra en dar el paso al costado,
esparciendo las acusaciones de supuesta marginación. Su lista de
culpables era interminable y se actualizaba con la misma frecuencia
que las aplicaciones de su teléfono. Todos la tenían que aceptar
así y ella no quería a aceptar a nadie que no se dejara manejar o
manipular por sus caprichos. Solo un rotundo “no” sin ceder ni un
poco llegaba a su razón. Entonces se volvía tranquila y dispuesta a
dialogar. No te dejes manipular por los que saben que siempre les vas
a ayudar. De vez en cuando un rotundo “no” hace mucho bien, ayuda
a ver las cosas y devuelve un sano equilibrio.
Feliz viernes de volver a equilibrio.
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