Nuria tenía toda una colección de sueños soñados a la mitad.
Una extraña situación invadía sus realidades. Éstas parecían
incompatibles con lo que ella soñaba. Todos le hablaban de la
practicidad, de la eficacia, de la productividad. No se hablaba de la
felicidad, ni de la auto-realización. A pesar de esto, Nuria no
dejaba de soñar. Es que su sueño era el único tiempo y espacio en
el que nadie podía mandar u ordenar. Aun no ha llegado, no ha
madurado lo suficiente, un despertar en el que ella al levantarse de
la cama, será capaz de seguir su sueño y no solo obedecer a su
familia. La Familia se merece todo el amor y respeto. El problema
aparece cuando se siente dueña de nuestra vida y nuestro destino,
con amenazas y chantajes quiere dirigir lo que vamos a hacer,
diciendo lo que debemos y no preguntando lo que queremos. Muchas
veces en total desigualdad con otros familiares, que si han sabido
ganar sus libertades. Ama y respeta pero hazte tu espacio propio y no
dejes tus sueños soñados a mitad, persigue los más recurrentes. La
obediencia no puedes significar sometimiento, ni mucho menos
esclavitud. Te espera mar de oportunidades para ser feliz.
Feliz miércoles de perseguir los sueños.

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