Pasaban los días y ella no conseguía cambiar, aunque lo deseaba
de todo corazón. Siempre cuando le intentaba decir algo, ella
sintiéndose amenazada, disparaba palabras llenas de violencia y
amenazas. No aprendió nunca admitir que estaba equivocada, y que
estar equivocada no es nada malo, es parte del proceso de
aprendizaje, de creatividad. Solo a través de errores y aciertos
puede avanzar la ciencia. No fue culpa de ella, sino de los que la
educaron, esta falta de resistencia a la critica, que disfrazaba una
tremenda inseguridad y el constante deseo de agradar a alguien. Para
tan deseado proceso de cambio, tenía que aprender de escuchar a las
personas que le hablen de corazón a corazón, sin ningún afán de
competir, ni otros intereses en juego. Después de detectar los
errores, enfocar su atención en ellos e intentar hacer cosas
pequeñas pero muy concretas de otra manera, aunque tanga que
intentar varias veces. Así, a través de pequeños pasos llegará a
grandes cambios en su vida.
Feliz miércoles de reconoces que a veces nos equivocamos.
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