Se
inundaba en problemas. Éstos casi le llegaban al cuello, pero ella
mantenía la cabeza levantada porque encima de los problemas había
otro mundo otro paisaje que contemplar. Solo con la cabeza levantada
su visión se mantenía más amplia sin caer en el desanimo o la
desesperación. En el caminar diario tenemos el peligro de agachar la
cabeza y ahogar en nuestros problemas y preocupaciones o mantenerla
bien en alto mirando más allá de lo inmediato. La
solución de cualquier problema empieza por el cambio de la actitud.
Y aunque el efecto muchas veces no es inmediato, pronto aparecen más
claramente los posibles caminos que llevan a la solución. No
te concentres solo en el lugar en donde estás, concéntrate también
en
el lugar a donde quieres llagar y vida misma trazará tu camino.
Feliz
sábado de levantar la cabeza.

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