Hace tiempo
que Marta andaba muy cansada y lo único que deseaba era descansar un
poco, simplemente no hacer nada. Agobiada por tanta prisa, siempre a
carreras entre sus múltiples obligaciones. En el horizonte aparecía
la posibilidad de tomarse unas largas vacaciones. Ya no veía la hora
que lleguen. Y cuando por fin llegaron algo extraño ocurría con
ella. No era capaz de hacer lo que tanto soñaba. Se le había
olvidado como se puede no hacer nada. Su cuerpo se tensaba, a sus
manos y pies invadía la ansiedad, la constante búsqueda de algo que
hacer. Era tan difícil sentarse mirar el horizonte, sentir su cuerpo
y su respiración, caminar con un paso lento disfrutando del ritmo de
los pasos. La vida nos enseña el arte de trabajar, de producir, de
ser eficaces, no nos enseña el arte de descansar, ni de sentir
plenamente, sin mirar el reloj, ni poner demasiadas preguntas.
Feliz sábado
de empezar a aprender a descansar.

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