martes, 12 de enero de 2016

El silencio de los buenos

Ha guardado el silencio. Antes eso siempre le ha ayudado a no meterse en muchos problemas, mantenerse en una cómoda posición de neutralidad. Libre de acusaciones, se consideraba libre de culpa. En su opinión no hacía nada malo y eso ya era suficiente en un mundo lleno de fechorías. No hacer nada malo no se convierte automáticamente en hacer algo bueno, o en un argumento que permita decir que era una buena persona. Aunque tal vez no fue esa su intención, su silencio era cómplice de las peores cosas que pasaban a su lado. Al no hacer nada, hacia lo suficiente para permitir que sucedan. No podía decir que no veía, que no se daba cuenta. Si lo que pasaba casi le rozaba la nariz o pisaba los dedos de los pies. El silencio de los que consideran buenos da alas a los malos que creen que pueden hacer todo y lo pueden hacer bien. La historia de la humanidad tiene muchos ejemplos del “perfecto” actuar de los malos y del “criminal” silencio de los testigos. En la vida diaria no siempre te puedes callar. Algunas veces hay que mancharse un poco para evitar que el mal como pintura se derrame y ensucie todo.

Feliz martes sin silencios cómodos.

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