sábado, 9 de enero de 2016

Domando miedos

Su miedo como un perro guardián se acostó en su puerta y no le dejaba salir. Cada vez que algo nacía en su interior él se ponía atento con un ladrido enseñaba los colmillos y ella se quedaba paralizada de miedo. Aunque nunca fue mordida, ni sufrió un ataque, el miedo de lo que podría pasar algo malo aniquilaba todas las posibilidades que pase algo bueno. En su vida por eso no pasaba nada ni malo ni bueno. Su vida se volvía insípida. Hasta aburrida. Tenía solo dos posibilidades o vivir en el rabioso guardián de miedo o domarlo a este miedo hacerlo menos violento más ocupado en sí mismo y dejando a vivir a otros. Doma tus miedos y sal a buscar tu felicidad.

Feliz sábado de domar los miedos.

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