Siempre admiraba a los especialistas en
acupuntura. Su impresionante precisión a la hora de clavar las
agujas le causaba asombro total. Sabían dónde y cómo hay que
clavar las agujas para conseguir el efecto esperado que diera el
alivio a su paciente. A lo largo de su vida ha encontrado personas
que según ella eran “especialistas de acupuntura”, pero no hecha
con agujas sino con palabras. Siempre encontraban palabras precisas
para “clavarlas” en momentos cruciales de una conversación
obteniendo con ellas el efecto deseado que traía el alivio. Sabiendo
que la palabra mal usada, como una aguja en vez de alivio puede
causar más dolor. Trata de afinar un poco tu uso de palabras, que
traigan alivio y no causen más dolor. Todo depende de tu tacto,
sensibilidad, conocimiento y precisión.
Feliz miércoles de “acupuntura”.

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