En alguna parte tenía que estar escondido este
sentimiento que de vez en cuando salía de su escondrijo y hacía desastre entre
los otros sentimientos. Cuando todo ya parecía bien en plena armonía, salía él,
enseñando los dientes con sus amenazantes historias, robando la paz y todas las
energías. Lo peor que tenía una camaleónica capacidad de cambiar su apariencia
y cada vez que salía, cambiaba de aspecto y era irreconocible. Algunas veces
aparecía vestido de miedo, otras de sensatez o incluso de responsabilidad, por
eso era tan difícil llegar a descubrir su verdadero origen y sus intenciones.
Solo una profunda honesta revisión del pasado podría echar una luz sobre el
origen muy regado de lágrimas, vinculado a unas vivencias y experiencias traumáticas
de su pasado remoto. Así que hoy sin saberlo activaba estos sentimientos
defendiéndose de los sufrimientos, lo que pasa que el efecto la mayoría de las
veces fue contrario, le hacía sentirse peor, al grado de no creer que en su
vida se merece sentir algo bueno, que está condenada a sufrimientos lagrimas
sin ni una pizca de alegría. Nadie está condenado al sufrimiento aunque todos
sufrimos algunas veces en nuestra vida. Si tienes sentimientos que te están
haciendo una mala jugada siempre cuando parecía que las cosas van a estar bien
trata de buscar su origen y trata de curar las heridas para que se puedan
cicatrizar de una vez por todas y te permitan vivir sin tanto dolor.
Feliz domingo de revisión.

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