Con frecuencia le reclamaban que se
quedaba callada, que no decía nada. Estaban muy equivocados, con
algunos de sus silencios decía más que con muchas palabras. Es que
para ella demasiadas palabras se volvían ruido y al ruido nadie lo
quiere escuchar. Ella guardaba silencio porque quería escuchar bien
hasta la última palabra sin interrumpir tratando de entender todo lo
que le estaban diciendo y también escucharse bien a sí misma. Decía
que aunque puede parecer una contradicción, hablar también puede
significar silenciar o callar lo que uno siente, piensa u opina.
Algunas veces hablamos para no permitir que nos hable la voz interior
de nuestra conciencia. No quería hacer callar nada, aunque le que
escuchaba a veces la incomodaba y desafiaba. Esta voz que sonaba en
la soledad de su cuarto, permitía ver lo lejos que estaba de lo que
deseaba para si misma, que cosas la alejaban y cuales la acercaban de
lo que buscaba. Escucha a ti mismo, escucha a los demás y no calles,
no ahogues tu voz interior hablando sin parar.
Feliz sábado de escucha.

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