Tantas veces ha intentado sin conseguir
nada, pero se resistía a renunciar los intentos. Creía en el valor
de la perseverancia y de que cada intento le lleva un paso más lejos
y permite descubrir algo más de él mismo. Lo de la lógica y del
corazón no iba juntos. Era incapaz de hacer fríos cálculos que
permitan valorar el desgaste las ventajas y desventajas. Él era un
incorregible perseguidor de utopías que por más que se esforzara
parecían imposibles de alcanzar pero lo mantenían caminando y
avanzando en el camino, sin estancarse ni dejar d vencer por el
marasmo de la vida acomodada y desabrida. Decía que necesitaba de
vez en cuando sentir escalofríos que recorran su espalda y le
confirmen que no se dejo anestesiar por completo que no perdió toda
la sensibilidad. Sin importar tu edad y situación actual, mantente
en el camino, no te dejes anestesiar, ni pierdas la capacidad de
sorprenderte y soñar, claros signos de que estás vivo, que es mucho
más de comer, dormir y trabajar.
Feliz jueves de perseguir utopías.

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