La abuela era muy anciana y al mismo tiempo muy lucida. Solía decir a sus
netos que la vida es demasiado corta para desperdiciarla, que le quedaba poco y
lo poco tenía que aprovechar bien. Ha vivido en tiempos duros en los que uno
para salir adelante tenía que contar con otros. Eso le ha quedado hasta hoy día
y aunque el mundo ha cambiado tanto ella cada noche antes de dormir se
preguntaba: ¿a quién ha ayudado?, ¿a quién ha sido de provecho durante el día
que se termina? Conforme a la respuesta que encontraba sabía si fue un tiempo
bien vivido o un tiempo desperdiciado. Necesitamos repetir este ejercicio para
sentir el paso de la vida por nuestro camino y no en simple transcurrir del
tiempo por nuestra existencia sin dejar rastro.
Feliz martes de provecho.

No hay comentarios:
Publicar un comentario