No
tenía superpoderes pero hacía supercosas. Sin grandes pretensiones
simplemente por amor a la vida y al mundo que la rodeaba vivía
agradecida, llena de paz. Escasea mucho gente que no se pone violenta
ni nerviosa, así que su actitud llamaba mucho atención. Claro no
faltaban los que la consideraban tonta o ingenua o hasta inmadura.
Ella no les hacía caso sabía el por qué de sus decisiones y
actitudes. Sabía por experiencia que al final de cuentas siempre va
a salir ganando. Cuando no se debe no se teme y ella estaba
tranquila en ese aspecto. No tenía que defender a nada, ni temía
perder nada de lo poco que tenía pues no le daba más valor a las
cosas fuera de su utilidad. No quería que su vida trascurra dentro
de un museo y que viva como uno de los objetos de la exposición,
cuidando que no la cubra el polvo. La
vida se recibe con gratitud y se da con generosidad.
Feliz
lunes de donación.

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