Aunque muchas veces han discutido
para ella no había un horario para el amor. Nunca le ponía límites,
nunca fue “hasta”, ni nunca fue “desde”. Amaba siempre, amaba
en todas las circunstancias, totalmente libre y muy ocupado. Cuando
miraba sus ojos y cuando no lo podía ver por el tiempo o por la
distancia. Aprendía que este amor estaba en el aire, en gestos y
palabras incluso en los silencios. Había una sensación de
exclusividad a pesar de que a veces les faltaba el tiempo exclusivo.
Porque aunque repartían sus vidas su tiempo con muchas personas,
sabían guardar su tiempo y su espacio. El que no era discutible, ni
era renunciable. Siempre respetaban lo que cada uno llamaba “mío”,
porque los dos construían lo que llamaban “nuestro”. Entrégate
y vive un amor sin límites.
Feliz martes de amor sin límites.

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