A veces no dimensionamos cuantas cosas se quedan por el otro lado del “no”.
Cuando decimos un “sí” siempre abrimos una puerta para que acontezcan muchas
cosas nuevas, y muchas veces ocurre eso, pero cuando decimos un “no”, cerramos
la puerta y todas esas cosas. Ellas se quedan tan cerca, pero se quedan
inaccesibles, pues una invisible barrera de negación, nos separa de ellas.
Podemos atravesarla solo con un sí. De otro lado de la barrera no solo se
quedan cosas, pero también se quedan las personas. Nuestro “no” las deja
incomunicadas. Somos libres, pero tenemos que tener mucho cuidado de no
alejarnos demasiado, no poner demasiados silencios entre las personas, por el
simple miedo de dejar alguna puerta abierta, para que puedan entrar y compartir
nuestro mundo. Trata de mantener un sano equilibrio entre tu sí y tu no. Que él
no te proteja de lo malo pero que no se vuelva un obstáculo para que llegue lo
bueno.
Feliz jueves de un “sí” al encuentro.

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