Nada nos puede separar a los que
estamos unidos. Podemos no vernos, dejar de hablar, pero no romper
aquellas cosas que están por dentro y nos unen. A veces el proceso
de encontrarse y conocer fue largo y muy accidentado, lleno de
contradicciones y rechazos. Una vez que se supera esta etapa que es
como proceso de acomodarse y descubrirse, saber cómo somos y con que
contamos, llega la etapa de la calma. En esta etapa todo empieza
hacerse más sólido más fuerte. Nos empezamos sentir personas
conectadas, unidas, que disfrutan de su presencia. Algo que no se
termina, ni se mide. Lo único que se debe hacer es cuidar estas
conexiones y estar atentos, para que las otras personas sepan que
cuentan con nosotros, que no vamos a invadir ningún espacio de su
vida sin ser invitados pero siempre serviremos de apoyo, capaces de
escucha con respeto. Cuida a las personas cercanas y lejanas que
forman parte de tu vida.
Feliz jueves de cuidado.

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