En
la mesa del mundo hay lugar para todos, y sin embargo muchos se
quedan sin probar nada. La gran contradicción de la humanidad que se
harta y se olvida sin mirar bien a los lados. La insensibilidad que a
veces comienza en casa y en la mesa. No es que solo falta algo por
falta de recursos, sino más bien por falta de sensibilidades, los
sentimientos que no alcanzan más allá de su propia satisfacción.
Un gran tarea de revertir las cosas, no podemos despojar nuestra casa
común con un miopía tan avanzada que no mira el mañana. Si
educamos los sentimientos cambiarán las reacciones y actitudes. La
solidaridad es capaz de demostrar que no falta, al contrario incluso
sobra, pero no se mira y no se siente lo suficiente para mover las
cosas hasta el cambio. Hay que hacer eso cuando aún estamos a
tiempo.
Feliz
miércoles de solidaridad.

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