A veces andaba despistada, no
reconocía a la gente en la calle. Sumergida en sus pensamientos,
angustiada por sus problemas y temores. Lo peor de todo que a pesar
de eso tampoco reconocía toda su realidad. Se quedaba a medias con
lo que pensaba sentía. Es que resulta difícil mirarse y reconocer
cada cosa que se ve, se siente y piensa. Es más fácil dirigir la
mirada a otras cosas, otras personas. El reconocimiento puede ser
maravilloso, porque nunca valoramos lo suficiente todo lo que
tenemos, también puede ser doloroso, pero es necesario. Es como la
limpieza de una herida que es necesario para que no se infecte se
cure y se cicatrice. Aprovecha estos día de preparativos para la
fiesta y reconoce o que falta, estás a tiempo, y sobre todo reconoce
lo que te falta a ti. Reconociendo estás a mitad de camino para
conseguir.
Feliz sábado de reconocimiento.

No hay comentarios:
Publicar un comentario