Los abuelos de Mirian tenían menos
cosas y por eso tenían más tiempo porque las cosas ocupan espacio y
quitan el tiempo. Como tenían bastante tiempo y por mucho que
intentaban no lo podían gastar todo ni juntos, ni por separado, no
tenían miedo de perderlo. Hasta les daba cierto gusto perderlo. Con
tan pocas cosas en la casa lo que se pierde se encuentra fácilmente.
Lo perdían con cada sorbo de café o de su infusión preferida. Lo
perdían en las conversaciones pausadas, sobre todo y nada, lo
perdían entre los recuerdos acariciados por su memoria. Lo perdían
mirando el horizonte, apreciando su hermosura, su distancia viendo
que a pesar de todo lo que han vivido, los cambios que han
experimentado, el mundo no se les vino encima. Aunque te sobre el
trabajo no permitas que te falte el tiempo y date gusto de perderlo
de vez en cuando solo o acompañado. Saboréalo con un rico café,
una infusión, una copa de vino, un sorbo de mate o terere.
Feliz lunes de perder el tiempo.

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