Celia no
encontraba su lugar. Por más vueltas que daba sentía que no está
aceptada. Y no es que era una persona conflictiva o extraña.
Simplemente no encontraba reacciones que esperaba. Lo peor de todo
cuando estaba sola, más complicadas se ponían las cosas. Su
silencio se llenaba de reproches: ¿por qué soy así?, ¿por qué
dije eso o hice aquello? Un rosario de preguntas y reproches. La
falta de la Aceptación por dentro, trae problemas y tensión por
fuera. Celia mucho tiempo buscaba las respuestas y culpables. Hasta
que cansada mirando el espejo que tantas veces vio sus lagrimas
sonrió a si misma y a la vida. A partir de aquel día nunca le
faltaba aire ni amigos. Aprendió acompañase a si misma sin
reproches miedos y aburrimiento.
Feliz
Viernes de Aceptación.
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