No tuvo
suerte, no la recibían bien. Para legalizar su estadía en el lugar,
se topó con una maquina burocrática, que le impedía conseguir su
objetivo- vivir aquí legalmente. No pudo realizar su sueño. Al
contrario, muchos soberbios para despreciarla, en la cara le decían-
extranjera. La acusaban que no entiende la cultura, que no conoce las
costumbres. La Coherencia se quedaba sin permiso de residencia, a
punto de ser expulsada, se sentaba en el banco frente a una
institución importante sin entender nada. La eterna emigrante y
refugiada del mundo moderno.
Feliz
Miércoles de dar refugio a la Coherencia
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