El viejo
Eusebio ya no tenía los ojos tan buenos ni las manos tan hábiles
como antes, pero llevado por la costumbre de toda su vida, cada día
se empeñaba encontrar algo bueno y tocar algo nuevo. Sentado frente
a su casa no se contentaba con cualquier cosa que se repite cada día.
Amaba la naturaleza, pero un rayo de sol no era suficiente para
satisfacer sus gustos y anhelos. Lo bueno que buscaba tuvo que nuevo
y lo nuevo que querría tocar tuvo que ser bueno. Este propósito de
cada día lo tenía siempre activo y lleno de ilusiones alejando los
sinsabores del paso de los años.
Feliz Miércoles
de encontrar lo bueno y nuevo.
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