La calmada
mañana de domingo algunas veces hace dormir el cuerpo y despertar
los miedos. Cuando nuestras manos no están ocupadas por el trabajo y
los ojos están liberados para mirar ver y sonreír, sentimos la
tentación de huir de esconderse y forzar algún trabajo que nos
ocupe y excuse de no estar sentados mirando y conversando. No todos
se atreven estar sentados en silencio sintiéndose al mismo tiempo
muy cómodos, unidos y comunicados.
Feliz Domingo
sin más trabajo que la amorosa presencia.
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