La Duda tenía
unos hábiles tentáculos pegajosos que alcanzaban pegarse al final
de muchas afirmaciones incluidas las categóricas. Era capaz de
enfurecer las seguridades domesticadas. Era tan transparente como
medusa, algunos ni se daban cuenta de su presencia. Ponía trabas a
la confianza, procrastinando las decisiones casi tomadas. Se
esforzaba mucho de dar mala prensa al riesgo pintándolo como el
espantapájaros más temible. Solo los que se reían de sus miedos
espantaban la duda que no soporta las risas que salen del fondo de
alma.
Feliz Jueves de
espantar Dudas
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