En el pueblo de
Gumercindo, que estaba ahí donde el sol da vuelta para salir de otro
lado, la causa común de la muerte de los ancianos era la risa. No
las carcajadas sino la risa placentera de los que miran y ven. Los
viejitos vecinos de Gumercindo pasaban muchos soles con sus lunas
mirando las huellas de su vida y se reían viendo que torpes eran a
veces, obstinándose de ir por caminos equivocados, teniendo camino
de la felicidad frente a sus narices, y como inútilmente se cansaban
cargando con todo el equipaje de cosas acumuladas que ahora no les
servían para nada. Antes de partir para perseguir el sol cargaban su
mochila de sentimientos y sonriendo se iban ligeros de equipaje.
Feliz Martes de
revisar lo que cargamos.
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