Minerva cada mañana al levantarse sonreía al sol,
al agua, espejo, y toda la gente que encontraba en las horas tiernas
de un nuevo día. Curiosamente no solo el espejo sino toda la gente y
parece que hasta las cosas reflejaban la sonrisa de Minerva. Hubo un
misterioso complot de amabilidad y alegría en sus amaneceres. Y las
primeras horas del día se encargaban de contagiar esta alegría a
todas las demás.
Feliz Lunes de Reyes. A regalar Sonrisas :)
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