Sus sueños la empujaban y sus
miedos la frenaban. Vivir entre estas dos fuerzas no fue nada fácil.
Mucha tensión y esta molesta sensación de estancamiento. De
quedarse, de no avanzar en la dirección deseada. Sus sueños no eran
exagerados, eran posibles de realizar, sin embargo no los realizaba.
Los miedos trababan todo. No fue capaz de precisar que tipos de mido
la acechaban, tenía miedo de perder lo poco seguro que ha tenido en
su vida. El miedo de la dolorosa sensación del vacío. No quería
perder el equilibrio construido con tanto esfuerzo entre tantas
dificultades que le permitía estar de pie aunque a veces con la
cabeza agachada. Muchas veces creamos nuestra seguridad a base de una
suposición de que algo tenemos, de que algo dominamos, controlamos.
Y la única seguridad y la única posesión que tenemos es la vida
que podemos vivir en este momento. Lo que vivo no me puede dar miedo,
me da miedo lo que puede pasar. Tampoco me da miedo lo ha pasado,
porque ya está hecho, solo siempre espantan las futuras
consecuencias. Así que vive ahora, sigue adelante y no te obsesiones
por los futuros escenarios. Ama lo que haces el amor libera de
miedos.
Feliz lunes sin miedos.

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