La abuela Sofía hacía tortas. Las
hacía muy sencillas, no sofisticadas, pero a la gente les
encantaban. Cuando le preguntaban por las recetas, no le creían que
se puede hacer una cosa tan sencilla con tan pocos ingredientes y que
puede saber tan bien. Sospechaban, que como una buena cocinera
guardaba algún secreto, algún truco que no querría revelar. No
tenía trucos y el único secreto era el tiempo que daba a la
elaboración, uniendo con cuidado a cada uno de los elementos. El
resto venía solo. Si quieres que tu vida tenga buen sabor, no te
apures tanto. Date tiempo necesario a ti y a las personas que te
rodean, a las personas que quieres, y a las cosas que te gustan. No
tengas prisa en unirte a personas sin conocerlas y a aceptar
compromisos, sin entender en que consisten y cuales serán tus
responsabilidades. Para que tu vida tenga un rico sabor y no te harte
insanamente, cuida estos pequeños ingredientes y estos sencillos
procedimientos. Es mucho más fácil de lo que te imaginas. Buen
provecho.
Feliz domingo de sencillos
procedimientos.

No hay comentarios:
Publicar un comentario