Cada cierto tiempo barría bien su casa,
no solo para sacar el polvo y la suciedad, sino también las dudas.
Decía que las dudas se acumulan como las motas del polvo. Con el
tiempo aparecen en todos los rincones. Se pegan a cada cosa. Las
dudas se pegaban a los proyectos que iba a iniciar, a los
pensamientos que iba a pensar. Así que para ella el asunto de dudas
abundantes era un simple asunto de higiene de la limpieza. El polvo
existe nadie duda de eso y sabemos que para que no se acumule
demasiado hay que limpiar y es un proceso que nunca se acaba. Las
dudas existen pero para que no crezcan demasiado convirtiéndose en
motas insoportables hay que limpiarlas con un paño de confianza,
unas plumas de razón, un cepillo de fe y una escoba de esperanza.
Limpia las dudas acumuladas, a las que aparecerán en el camino las
podrás manejar fácilmente cuidando tu espacio.
Feliz lunes de barrer las dudas.

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