Hace bastante tiempo se le ha perdido la sonrisa
que antes era como su signo de identidad. Los amigos la seguían reconociendo en
la calle, pero siempre con la misma duda ¿si es o si solo se parece? No se
atrevían preguntar por las razones, confiando de que ella misma la encuentre o
si necesita pedirá ayuda. Pasaba el tiempo y la gente se iba acostumbrando que
ella anduviera solo sin sonrisa y casi sin amigos. Ella no reconocía al
principio la realidad, decía que no era cierto que era su imaginación de ellos,
que nada ha cambiado. Mientras más insistía, más se veía cuanto ha cambiado. Al
verse acorralada empezó a echar la culpa a otros que supuestamente le habían
robado quitado su sonrisa. Es cierto que otros nos pueden quitar las ganas de
sonreír pero nunca nos pueden quitar la sonrisa. Somos los únicos responsables
de colocarla en un lugar visible y poner antes de las palabras saludos e
incluso antes de iniciar una conversación. Su presencia facilitará los
encuentros las relaciones y todo lo que viene después.
Feliz domingo de sonrisa.

No hay comentarios:
Publicar un comentario