Las sorpresas nos esperan toda la vida.
Si estamos atentos las podemos ver, las podemos sentir. Normalmente
no las esperamos por eso son sorpresas. Suponemos la existencia de
muchas cosas, sabemos que en diferentes circunstancias nos pueden
invadir diferentes sentimientos. Una de las últimas sorpresas que ha
llegado hoy a mi vida que las fotos pueden oler. No porque alguien
las a rociado con un perfumen, como antiguamente se hacía con las
cartas escritas a mano, sino porque evocan sensaciones fuertes
vivencias únicas. En estos días estoy sintiendo el olor de chipa.
Miro fotos y me transportan cerca de un tatakua (un horno). Me llevan
a Semana Santa con color de almidón de mandioca y queso paraguayo
con el toque de anís. Estos momentos de volver a la casa de sentir a
la Familia cerca. Un tiempo que nos recuerda y hace sentir que por
muy lejos que nos hemos ido siempre podemos volver a lo que es
esencial y más importante, que no estamos solos, que no existe la
derrota mientras late el corazón. Que hay en la vida aromas,
fragancias olores y sabores que nos recuerdan a la casa, la Familia y
la vida. A los que estamos lejos nos acercan aunque sea un poco.
Feliz martes de preparativos y aromas.

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