miércoles, 2 de mayo de 2018

Raíces y nubes

Pisaba fuerte la tierra pero su cabeza estaba en el cielo. Siempre recordaba una pregunta hecha por Neruda: “¿por qué los árboles esconden el esplendor de sus raíces? Y “¿qué aprendió el árbol de la tierra para conversar con el cielo?” sabía que la mayoría de la gente a su alrededor no era capaz de percibir algo más que sus rasgos exteriores y a lo mejor algo sobre ropa que llevaba. No sabían nada de sus experiencias de su riqueza escondida. No tenía suficiente fuerza ni valor para superar y vencer alguna de tantas etiquetas que le han puesto. Lo más fuerte lo más entrañable era invisible. Tenía mucho que ofrecer, mucho que decir, opinar, pero no encontraba la manera de empezar el diálogo con la gente, con el cielo mismo. El primer diálogo siempre se empieza en el interior, en el se conoce toda la riqueza que luego se puede ofrecer a los demás, a compartir. Dialoga contigo para que puedas dialogar con los demás.

Feliz miércoles de rico diálogo.

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