Limpiando la casa, en un
rincón casi olvidado, encontré cerrados en vacío, una par de
rencores. Casi no me di cuenta que estaban ahí, entre las cosas de
“no me importa”, y unas bolsitas de “me da igual”. Cierto
hace tiempo no los usaba pero estaban ahí. Fresquitos y sin fecha de
vencimiento. Por suerte no tenia su Indicaciones de uso. Solo en una
esquina se podría ver que en caso de neutralización, hay que
mezclar en el cuenco del tiempo, algo de empatía con dosis de
comprensión y disolver en el amor. Así se deshace el rencor.
Feliz Miércoles de Cocina
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