miércoles, 16 de octubre de 2013

AMOR – VIDA – CREACION

Las palabras comunican, unen, entrelazan las personas. Cada una de ellas está cargada de un contenido. El que las transmite de todo el vocabulario que conoce, elige las más adecuadas para que al receptor lleguen cargadas de emoción, sentimiento. Una carga que puede tanto sanar como herir. El receptor no solo oye, escucha, sino que siente el contenido de la información en las palabras que le han sido dirigidas.
Sabemos muy bien que nuestras palabras pueden provocar risas y llanto, concordia y guerra, amistad y odio.

Entre miles de palabras hay una muy especial, la más apreciada en todos los idiomas, la más inspirada en el arte; cantada, escrita, pintada, tocada, suspirada, callada. La palabra mágica que provoca un latido acelerado de corazón, unas chispas en la mirada, un color en la cara, un suspiro profundo que sale desde el fondo de nuestro ser está palabra es: EL AMOR.
Es el principio indiscutible de nuestra existencia feliz, y también la causa de la muerte cuando no existe, cuando no se puede realizar. Es la fuerza que nos mantiene vivos, por los cuidados de los que tenemos a nuestro alrededor, cuando todavía no nos podemos valer por nosotros mismos.
Lo que nos empuja a un crecimiento, aprendizaje y maduración, al mismo tiempo nos confunde y desorienta, apareciendo de mil formas. Nos lleva mucho tiempo aprender distinguir sus diferentes facetas. Nos quita el sueño de los ojos y nos hace dormir perfectamente.

Amando estamos muy cerca de la persona amada, sintiendo más soledad que nunca durante su ausencia. Nos enseña ser libres y nos ata como prisioneros. Es capaz pintar el mundo de colores y hacerlo triste y gris. Reconcilia grandes enemigos y enfrenta fieles amigos. Un misterio de la vida, de la perseverancia, de la muerte. Por el amor se camina desiertos, se construye y destruye casas y ciudades. Se aprende idiomas y conjuga culturas. Se convierte en ofrenda, sacrificio, regalo, riqueza. Cuando llega al corazón de una persona lo convierte en el motor y profundo sentido de su existencia. Cuando se va o nos lo arrebatan queda dolor y una herida que sangra un agujero en el pecho por el cual se nos escapa la vida.
Se transforma pasa por muchas fases. Puedes ser muy generoso y muy egoísta. Libera y cautiva, iguala y domina. Crece y madura con los que lo viven, pasa por mil cumbres de fuerza, alegría, seguridad y mil colinas y valles de debilidad, duda, confusión, crisis. Suele cegar los ojos y convertirse en luz que ilumina, el caminar de cada hombre y mujer. La farola que lleva a los viajeros y perdidos a un puerto seguro de la felicidad plena.
Aunque el amor se da de una vez, todo consiste en dar cada día algo, apostar por la felicidad, invertir con todos los riesgos. Su amenaza es la rutina por eso debe ser fresco y renovado cada día, aunque tiene que aprender convivir con lo cotidiano y rutinario.
Lleva sus grandes dosis de amistad, pasión, deseo, placer, entrega, donación, diversión, compromiso, apertura, seguridad. Cuando llega a penetrar y transformar nuestro ser desaparecen las dudas e inseguridades que existían al principio.
Cuando es pleno, no lastima, se defiende por sus frutos en las personas que aman y las que los rodean. Sirve de póliza de seguridad de muchos de nuestros proyectos. Siendo asunto de pareja en su versión más común se abre para los demás se derrama y proyecta en los hijos, familiares, amigos, compañeros. No deja indiferente a nadie.

El amor llega en diferentes momentos de nuestras vidas, en diferentes situaciones personales. A veces nos sorprende porque no lo hemos esperado, lo hemos renunciado porque no creíamos que fuera posible. Llega después de haber caminado mucho sangrado mucho dejando los ojos secos el alma partida y con el corazón en pedazos. En un momento cambia todo y donde ya no hubo proyectos sueños e ilusiones, ahora hay vida efervescente y desbordante.
Cuando llega a veces lo recibimos sin preguntar, a veces dudamos de su veracidad, a veces nos defendemos por no creer, no sentirnos capaces o por miedo a las heridas, de ser engañados o traicionados una vez más. Cada uno lo mira a través de las experiencias ya vividas, a través de las heridas ya sufridas. Sabiendo que lo necesitamos para vivir, para crear, nos defendemos, resistimos, asustamos. No tenemos valor para reconocer lo que sentimos y lo tenemos para luchar contra todo y todos, cuando sabemos lo que pasa en nosotros. Nos cambia la mirada, nos cambia la sonrisa, la respiración cada día lo vemos de otra manera. Permite recuperar cosas olvidadas, perdidas, ahogadas, retenidas y aprender mil nuevas. Como es el motor de la creación nos hace creativos, poetas, estrategas, inventores.

Gastamos por el amor todo el dinero, todas las energías toda la vida. Se convierte en la respuesta a muchas preguntas y provoca muchas más sin respuesta inmediata. La vida es la que responde a la mayoría de ellas.
Se expone como trofeo y se oculta como joya preciosa. Se canta en los tejados y se calla en las habitaciones a veces pequeñas y vacías. Entra en los palacios en las casas pobres y en los que viven en la calle. No hablamos de él y es el tema de muchas conversaciones. A los que ya estaban estancados acomodados, pone en el camino a veces hacia lo desconocido. Es capaz de transformar totalmente una vida aparentemente hecha, organizada y planeada. Sabiendo que es la principal pieza que faltaba en el rompecabezas de nuestras vidas.
Organiza las vidas desorganizadas sin rumbos y proyectos. A veces quita el sentido a lo que estuvimos haciendo hasta ahora y a veces da la plenitud y sentido a los planes y proyectos que hemos tenido. Es misterio y claridad.
La creación en todas las religiones y culturas esta empujada por la fuerza de un amor. Los creadores los Dioses han amado y de su amor surgieron las cosas. El amor provoca la constante comunicación de los creados y los creadores. En el amor se cierra la esencia de nuestro ser y no ser, aquí en la tierra en el universo.
Dios en el mismo inicio de la creación se da cuenta que el ser humano solo es incompleto, incapaz de participar plenamente en la obra eterna de la creación. Necesitó verse reflejado plenamente en otro ser humano como él/ella.
Llevamos dentro de nosotros e inseparable de nuestra naturaleza, una semilla, una partícula de amor. Somos los responsables y encargados de hacerla crecer. El amor siendo el fundamento de la vida, la vida crea, a la vida se dirige, ayudando así a progresar este mundo. Cuando llega la carencia de amor, todo se hace frío, inmóvil, muerto.

Cuantos seres humanos hay tantas facetas toma. Se convierte en los múltiples lazos que unen a los seres humanos. Entre muchos hay amor de pareja, amor de la madre, amor del padre, hija, hijo, hermana, hermano, amiga, amigo, novia, novio...
Para poder dirigirse hacia los demás en primer lugar tiene que dirigirse a uno mismo, tenemos que llenarnos de amor para poder darlo. El amor es capaz sanar las heridas más profundas de nuestro ser, devolver lo que algunos a lo largo de la vida nos arrebataron. Nos puede dominar el miedo, el vacío el dolor. El amor nos devuelve a la vida. El borra purifica y renueva. Existiendo en el cuerpo, el cuerpo transforma, los mayores rejuvenecen, los enfermos mejoran incluso sanan, los tristes recuperan la sonrisa. El amor a todos nos permite empezar una nueva vida sin arrastrar el pasado, no negandolo sino protegidos por el amor no permitiendo que el pasado nos domine y lastime.

La sociedad a veces se encarga de hacer divisiones y juicios. Nos dicen como y cuando podemos amar. No se entienden muchas expresiones de amor. Se culpa, se juzga a los que aman rompiendo cánones preestablecidos. El miedo de enfrentarse a la opinión publica a veces nos paraliza, nos asusta pone en balanza lo que sentimos y lo que eso puede significar. Uno ya no quiere tener problemas, se siente impotente frente a la incomprensión de los demás. Aunque sabemos que tenemos derecho de amar y ser amados, no sabemos como puede ser, como se puede realizar.

El discernimiento necesario no se libra de las emociones. Son ellas las que nos empujan a vivir la gran aventura de amor. Son ellas las que nos pueden encaminar pero también nos pueden frenar en seco. A veces de amor no se habla, el amor se vive plenamente. Sabemos como es nuestra vida vidas cuando sufrimos su carencia.
Hay muy pocos poetas que supieron hablar, contar su felicidad y hay muchos magníficos textos acerca de sufrimiento, desamor, traición, amor no correspondido. Tal vez cuando sufrimos necesitamos hablar más y cuando somos felices nos callamos a lado de la persona amada. Que se puede decir si se ve y se nota el amor, lo que viven los amantes.
Todos hablamos, aconsejamos, discutimos con los demás, opinamos sobre amores ajenos y no sabemos que decir cuando nos toca a nosotros.

A veces el amor viene en una larga amistad que lleva cada vez a un acercamiento mayor. En otros casos aparece como un relámpago clavándose en los corazones de los que se encuentran por primera vez, por ejemplo en el aeropuerto, la estación o en la calle. Muchas veces sabemos y sentimos que amamos, pero no sabemos que hacer con este sentimiento, a donde nos lleva. Nos hace dichosos y nos hunde en la tristeza. Nos hace caminar mucho y permanecer en un lugar como piedras.

Crecemos dentro de relaciones interpersonales que supuestamente nos ayudan madurar y nos preparan para ofrecer y recibir el amor, pero cuando llega nos desorienta. Corremos a su encuentro y querremos huir de él. Sabemos como es y siempre es un misterio. Y como es cosa de dos siempre provoca malos entendidos y malas interpretaciones. Así se convierte en un eterno ejercicio de consenso.
Cuando se queda en la pareja, la hace fecunda en su vida sus relaciones y en la mayoría de las veces en su descendencia. El amor nos abre más los corazones y los ojos, nos ayuda ver el mundo de otra manera, desde la otra perspectiva. No nos detiene ni arrastra atrás en nuestras vidas en nuestra historia. Nos pone adelante, nos empuja hacia el futuro. A él llega cada uno con su historia personal. Traemos nuestra fuerza y nuestros miedos. Necesitamos un tiempo de fuerzas (tipo tira y afloja) para empezar a construir una nueva historia. Claro no se trata de un punto cero, la vida anterior nos ha formado, se trata de poner lo que tenemos en un nuevo proyecto que siempre es complementario. Lo que no tiene uno, tiene el otro y si los dos no lo tienen los dos empiezan a buscar. El reconocimiento de individualidad de la alteridad de la persona amada es un principio. No se puede exigir de nadie que sean a mi imagen y semejanza. Dejando la libertad nos aseguramos el crecimiento de amor y más unión entre las personas. Ya la física demuestra que solo los polos opuestos se atraen. La diferencia, lo distinto da la riqueza a la pareja y su relación. El amor tiene que transformarse y madurar progresar como se transforman maduran y progresan las personas. No se puede ahorra para después sino que se vive y se da en el momento.

Amar o no amar no es una decisión intelectual sino un acto de sentir de entregarse. Está dentro de una persona es inseparable a su vida, de él no se puede huir.
Claro que necesita apoyo intelectual, para dar razón a su existencia su fuerza su destino, para que pueda construir y no destruir. A veces se decide callar, otras expresar, gritar.
Algunos llaman todos los sentimientos pasajeros amor, confundiendo las atracciones, los deseos con la esencia de la vida.

A un amor verdadero llegamos después de caminar mucho, cuando lo encontramos sentimos un descanso. Claro que por nuestra cabeza pasan muchos pensamientos, no nos sentimos seguros no queremos sufrir heridas ni engaños, correr riesgos innecesarios. En nuestra mente y nuestro corazón luchan mil fuerzas, pero cuando por fin descubrimos que ese es el verdadero, el esperado, el buscado toda la vida. Ya nada nos puede mover ni cambiar de opinión. No miramos al mundo como antes sabemos, sentimos, vivimos, respiramos un amor que nos mueve, da sentido a cada día. Es la mirada distinta, el sabor distinto, una sensibilidad nueva. Cuando se ama se entiende mejor a la gente, sabe mejor la comida el mundo parece más bonito.

El amor también provoca la impaciencia, queremos tener las cosas ya, pensamos que no podremos más. Suele ser una confusión muy peligrosa, podemos tener la tentación negar lo que sentimos, buscar medios de alivio que en vez de ayudar lastiman y nos hunden en absoluta soledad. Normalmente es necesario este proceso, nos tiene que dar más seguridad y nos puede ayudar a reconocer lo que sentimos.
Siempre descubrimos algo nuevo, distinto a lo que hasta ahora hemos conocido. Y un día tal vez menos esperado, en un lugar menos propicio en unas circunstancias extrañas descubrimos este amor. Sabemos que es el único, que es el pleno. Aunque nos parecía que ya sabemos todo y vivimos todo, descubrimos que lo que sentimos ahora supera todo, nada tiene que ver con lo que conocimos y sentimos. Es el Amor. Nos puede costar reconocer pero ahí está llenado nuestro corazón. Desaparecen dudas y sabemos que cueste lo que cueste vamos a caminar y vivir por este amor, aunque la persona a la cual amamos no lo sepa, o lo sabe y no lo admite, o lo sabe y no corresponde, o lo sabe y no se decide por mil razones ya mencionadas y no mencionadas.
Nos pueden invitar que busquemos, que hay más gente guapa y mejor. Es imposible cambiar, porque el corazón vive por esté único amor. Uno ya sabe y caminará toda su vida por esté amor con todas las consecuencias, porque sin amor no hay vida. Esta certeza, solo se tiene una vez en la vida.

Solo una vez encontramos lo que siempre hemos buscado la armonía plena, solo una vez en nuestro cielo aparece un arco iris que nos deja encantados con su mágica belleza. El aire y el corazón se llenan de claridad. Se curan las heridas vivimos ya no hay tú y yo para siempre somos nosotros.
Comunicamos con miradas y gestos y palabras lo que vivimos en nuestro corazón. Sembramos el amor, y cosechamos el amor, el amor alimenta nuestra vida. Solo por él vivimos y por él morimos.
Viviendo amo y amando vivo ya no necesito más me siento amado. Me siento pleno me siento humano, me siento feliz. Vivo la plenitud. Amando construyo, amando estoy creando así como fui creado.

Aranda de Duero, España, noviembre 2003

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