Nadie
sabía de esto, era su dulce secreto. Rocío tenía un poder
escondido. Su músculo de amor era más fuerte de lo que sus amigos
pensaban. Pues el amor no se mide según cantidad de besos y
suspiros, sino por la comunicación que se tiene con los demás y por
la capacidad de ver la luz de alegría, después de cada oscuridad de
problemas. Parece que a veces la vida bombeaba soledades en su
cuerpo, pero ella supo sacudirse y poner de pie y espantar nubes con
una sonrisa. Los que la escuchaban se daban cuenta que siempre decía
más que sus palabras. Y a diario tejía su felicidad siempre a su
medida.
Feliz
Lunes de espantar nubes de problemas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario