Luisa
de tanto obedecer y callar olvidó sus gustos y sueños de primavera.
Ahora en el otoño de su, cuando se queda sola en la casa. Se pone
aquel vestido demasiado corto que nunca se pudo poner, porque a él
no le gustaba. Es cierto ya no lo puede abrochar, con los años
llegaron los kilos que no pudo controlar. Se hace un maquillaje
chillante por él que un día la castigo su madre y baila sola sus
músicas preferidas de los discos polvorientos. Las lagrimas de
emoción prohibidas cuando están todos en casa caen deshaciendo el maquillaje. Por un instante se siente entera y feliz. Vuelve la
primavera a su corazón. Nunca es tarde para bailar los sueños.
Feliz
Viernes de Bailar
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