Mauricio
a veces se desesperaba y gritaba por dentro. Hace tiempo no
encontraba una cosa que le salía bien. Iniciaba varios proyectos,
pero no llegaba al final de camino. No le alcanzaba la energía.
Necesitaba algo que sabía precisar. Intentaba no desanimarse. Sentía
que otra vez tiene que empezar, sin saber hasta dónde podrá llegar.
Mauricio no sabía que este algo que le faltaba, era el trabajo en
grupo, en comunidad. No era su incapacidad, lo que le hacía
fracasar, sino su soledad y su individualismo. Tenía talento para
iniciar proyectos, lanzar ideas, visualizar las cosas, era muy
creativo. Lo que soñaba y quería superaba sus fuerzas por eso
fracasaba. Su grito interior aunque no lo sabía no era tanto de
desesperación que de soledad al quedarse solo con todo. El día que
permitió que otros entren en su mundo, su mundo ha cambiado,
multiplicando sus fuerzas y capacidades.
Feliz
Domingo de Invitación a nuestro mundo.
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