Luanda
tenía seguridad de algo, que a muchos nos falta. Sabía que era
única, como su nombre. En su vida se cruzaron varias historias y
muchos vientos la empujaron al lugar donde ahora está. Todos somos
como puntos en los que se cruzan muchas lineas de la vida, y de la
historia de nuestras familias. De muchos tiempos y lugares venimos,
para ser lo que somos. Somos resultado de los sueños del destino.
Luanda por ser única, a veces tenía que tener más paciencia, para
evitar que la clasifiquen, encasillen solo por apariencia. La gente
muchas veces es demasiado perezosa para conocernos por dentro, y
según lo que ven por fuera, se hacen su historia, su cuento. Ella
sabía que aunque muchos caminos forman su vida, le tocaba hacer su
propio, nuevo, distinto a los anteriores. La felicidad no se copia,
se forja, se hace cada día de nuevo.
Feliz
Miércoles de saber ser Únicos.
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