Pensaba que era la última vez que le hacían esto, que ya era
mucho y no estaba dispuesta de permitir que se repita la historia.
Tantas veces ha ayudado, y la misma cantidad de veces fue acusada y
calumniada por las personas a las que ha ayudado o por sus allegados.
Nunca fue interesada, no buscaba ningún provecho, pero creía que
tenía derecho de esperar de todas estas personas, aunque sea una
mueca de gratitud. Y no recibía ni esto, pero los problemas de la
gente y la gente con problemas seguían llegando a su puerta y a su
vida. Su razón, su lógica fría y calculadora le decía ya no, y su
corazón ya estaba apoyando, ayudando, buscando soluciones. Al
parecer los filtros de la razón y los del corazón no son del mismo
tipo, ni tamaño. Y al fin y al cabo lo que haces por otros terminas
haciendo por Ti. Así que hazlo sin dar muchas vueltas.
Feliz martes de ayudar.
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