martes, 1 de septiembre de 2015

Alergia a anonimato

Manuela ha crecido, ya no era la niña con la trenza, tan mimada por todos a su alrededor. A pesar del paso de tiempo, ella seguía esperando los mismos mimos, y la constante atención de sus seres queridos. No era fácil mantenerse en el centro de la atención y ella no estaba acostumbrada de estar en la orilla. Ya no se podía permitir los berrinches infantiles, tenía que cambiar de estrategia. No era tan difícil hacerlo, con tan solo poner el rostro sufrido, agarrándose de su vientre, obtenía el resultado esperado. La gente se compadecía de ella. Su poca resistencia al anonimato y cotidianidad, la han convencido de que tenía muchos males. El cuerpo obedece al cerebro, porque éste siempre busca de satisfacer sus necesidades. Su cerebro le decía que eso o aquello le hace mal, y con el tiempo sí le hacía. Trata de mantener tu resistencia y eduque a los demás con una buena dosis de ella. Que se encuentren con las frustraciones y conozcan el anonimato. No huyas en la enfermedad para llamar la atención. Aprende a nombrar tus necesidades y comunícalas a los demás.

Feliz martes sin alergias a rechazo.

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