El día en el que aprendió a leer, fue un día que le abrió
miles de puertas. Vivía entre gente que no agarraba un libro, pues
eso era según ellos un lujo de la gente ociosa y rica. Ella miraba
los libros y sabía que en ellos están todas las vidas que ella
puede vivir. Los libros le permitían aspirar otra vida y vivir la
suya con los ojos bien abiertos. Ellos le daban, lo que algunas veces
la vida le negaba. Como decía una sabia frase: “los libros tienen
mucha vitamina sé”. Para ella eran las herramientas para construir
su porvenir. Lo hacía más sólido, cada vez que terminaba de leer
una página, éstas se iban sumando poco a poco. Date tiempo para
leer abrir más tus ojos y tu mente. Este pequeño ejercicio te
ayudará entender mejor lo que pasa a tu alrededor. No seas esclavo
de la masa que grita, ni de los “hurreros”, ni de los
conformistas de la cabeza agachada. Ten tu propio criterio.
Feliz jueves de lectura.

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