Estela sabía que la habita un mal genio. Siempre estaba en ella.
Él la convertía en una niña berrinchuda. Nadie podría decir, que
ella era una persona mala. Al contrario, tenía muchas amistades, que
la querían mucho, siempre y cuando su mal genio estaba dormido.
Durante mucho tiempo, ella no sabía que lo que pasa, es culpa de su
mal genio. Intentaba más bien culpar a los demás, que la hacían
enojar tanto. Según ella, en el mundo entero no había nadie capaz
de entenderla. Pasó mucho tiempo, gastó mucha energía, en sus
corajes provocados por el mal genio, hasta que ella aprendió
detectar su existencia. Una vez detectado, nombrado, conocido, pudo
reconciliarse con él. Siempre estuvo, está y estará ahí. En vez
de provocarlo, tuvo que aprender a relajarlo con una buena y pausada
respiración, hacerle dormir plácidamente. Al ocupase de su mal
genio, ya no tuvo tiempo de buscar a los culpables, ni molestarse con
sus amigos. Ocúpate de ti mismo de lo que duerme en ti, despierta a
los buenos y haz dormir a los malos genios. No gastes energía
buscando afuera lo que está dentro.
Feliz miércoles de apaciguar los malos genios.
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