Aunque la niñez ha quedado atrás. Al parecer que siendo adultos
nos volvemos más impacientes, más ansiosos. Siendo niños tantas
veces somos tentados por las apetecibles frutas que ya se ven tan
exquisitas aunque todavía no están maduras. Comerlas es una
tentación irresistible, aunque eso nos expone a dolores y malestar
estomacal y nos priva de disfrutarlas cuando estén en su punto,
totalmente maduras. Lo mismo pasa con nuestros pensamientos,
proyectos ya los estamos apresurando a salir, a hacerse realidad, sin
que maduren lo suficiente. El resultado es el agrio sabor de muchos
malos momentos que pasamos. Aparentes fracasos causados no por mal
destino, sino por la inmadurez nuestra y la de los que nos apresuran.
Deje a madurar a las frutas y a tus ideas. Serán más sabrosas y no
te causarán daño.
Feliz viernes de madurez.

No hay comentarios:
Publicar un comentario