En estos días de frío temblaba su
cuerpo como un flan. No era tanto el frío que la hacía temblar. Le
agradecía al frío su presencia en estos días. Le servía mucho,
era una buena cuartada. Permitía a esconder la verdadera razón de
su evidente tiritar – la estremecedora falta de cariño. La lejanía
afectiva calaba hasta los huesos y no había abrigo capaz de aliviar
su efecto en su cuerpo. Por más ropa que encimaba, más profundo
temblor recorría sus entrañas. El alivio no se encontraba en los
braseros, ni calefactores que soplaban aire caliente. Solo había un
remedio conocido y con eficacia garantizada – el abrazo. Un abrazo
de verdad de estos que envuelven el alma. No una palmadita de
cumplido dada desde la distancia. Claro el abrazo no venía solo,
sino que iba acompañado de las palabras que llegan al corazón y
encienden las chispas de cariño. Éstas por si solas se encargan de
dar calor al resto del cuerpo. En estos días de frío procura estar
cerca no solo físicamente. Muestra tu cariño a los que amas. Con tu
lejanía no hagas este frío aún más insoportable.
Feliz sábado de cercanía afectiva.